Alejandro Villalobos "Tarzaán" recrea la libertad de la naturaleza en sus obras.

El verde es el color predominante en las obras de Alejandro Villalobos, conocido como “Tarzaán”, porque su trabajo lleva el grito de la naturaleza.

Su inspiración surge en medio del bosque, donde disfruta ocultarse tres o cuatro horas para recrear el escenario en su lienzo.

“Tarzaán”, como se le llama desde la universidad, cuando practicaba yudo y daba un grito particular al combatir, expondrá un total de 13 pinturas, en el Museo de los Niños, hasta el 30 de mayo.

Aunque empezó a trabajar en ese proyecto en diciembre de 2001 con el fírme propósito de hacer paisajes, su tarea fue más allá de absorber su belleza, para transmitir la calma, la quietud y la tranquilidad del bosque.

Un aire natural.

Plasmó en el lienzo las orillas de los ríos y el reflejo, la profunidad y el color del agua

“Las obras que expongo en el Museo de los Niños, añade Villalobos, nacieron en mis visitas al Zurquí y al Volcán Barba”.

Óleo, esmalte, polvo de oro y barnices de poliuretano sobre tela son los elementos que utiliza el pintor.

Villalobos señala que con su técnica, y dependiendo de la luz natural o artificial, sus pinturas se ven distintas en la mañana o la tarde.

“Me encanta el juego de luz entre los árboles, las ramas y el cambio de la misma al paso de las horas. A veces para plasmar esa belleza puedo demorar una tarde o un mes, pues eso depende de la inspiración”, agrega.

Su afición por el arte y particularmente de la pintura nace desde los 11 años “cuando dejé el fútbol por dedicarme al arte, y hoy trato de transmitirlo a mis alumnos, en el Liceo de Alajuelita, donde soy profesor hace 17 años”.