Tarzaán

Alejandro Villalobos

Crítica

Paisaje , Pintura , Obra reciente

Silva Pro Nobis Obra reciente de Alejandro Villalobos.

Por John Nadador a.k.a Joaquín Rodríguez del Paso | Setiewmbre 2006

Si hubiera que definir en una palabra, o mejor dicho en dos, la obra pictórica de Alejandro Villalobos de los últimos 15 años, las palabras “experimentación técnica” serían las más felices.

Desde que, hacia 1988 Villalobos empezara hacer viajes esporádicos a Nueva York y a frecuentar en esa ciudad el Print Making Workshop de Robert Blackburn (distinguido con la McArthur Foundation Award), su obra se ha decantado hacia la utilización de materiales heteróclitos como resinas, polímeros y derivados del petróleo.

Originalmente formado como grabador en la Universidad de Costa Rica, disciplina que le dotó de un gusto y una predilección por los procesos experimentales, Villalobos lleva a cabo una obra pictórica en la que los procesos mismos dictan o sugieren, en la mayoría de los casos el aspecto formal y de contenido de sus pinturas.

Polvos metálicos, barnices de poliuretano y diluyentes se conjugan para generar una propuesta que no tiene parangón en Costa Rica, en cuanto a que no recurre a materiales tradicionales como los acrílicos o el óleo.

Su investigación técnica, perfeccionada a través de los años, adquiere una autonomía inusual y en vez de ser mero soporte o andamio, deviene en el eje a partir del cual se orienta su práctica pictórica.

Obra gráfica. La génesis.

Los procesos que incorpora Villalobos a sus pinturas tienen su origen muchas veces, en la obra gráfica que realiza. En su caso particular, ésta no es un complemento o una pequeña colonia * de la pintura que hace.

Es más bien toda una vertiente de igual importancia y sobretodo, un territorio que le sirve como campo de experimentación a escala para sus obras de mayor formato. Así por ejemplo, sirviéndose mayormente de la monotipia y de algunas técnicas cercanas al bricolaje- por su inmediatez y presunta simplicidad- Villalobos va a ir desarrollando una temática centrada sobretodo en la naturaleza, especialmente el paisaje.

Por ejemplo, en los grabados que hiciera para el Hotel Four Seasons, Villalobos recurre a una composición tabular que prescinde del espacio ilusionista, utilizando colores frescos y transfiriendo mecánicamente hojas de verdad al papel. El resultado es una composición tipo allover, que recuerda en su tratamiento espacial al papel tapiz.

En otra serie de monotipias destacan más bien las composiciones "tridimensionales": horizontes definidos y uso de la perspectiva por ejemplo.

Villalobos pasa con gran facilidad de las composiciones planas a las "atmosféricas", logrando en estos últimos efectos sutiles de iluminación, profundidad etc., pero sin sacrificar el lenguaje intrínseco de la monotipia en ningún momento.

Los recursos propios de esta técnica, marcas de brochas, infiltración de diluyentes y sobretodo, la espontaneidad que obliga a un control importante, se convierten eventualmente como he venido diciendo, en los componentes y el andamiaje sobre los cuales el pintor desarrolla a posteriori su obra de mayor formato.

A un nivel de contenido, las obras hacen alusión a los bosques autóctonos de Costa Rica, su vegetación típica y por sobretodo a luz tan particular que encontramos en estos tupidos bosques.

Son obras que hablan del misterio de la belleza de estas selvas.

La sobre-exposición a lo industrial en perjuicio de lo natural que ha constituido Occidente en los últimos 150 años, hacen que exista una re-valorización de la naturaleza intacta, y Costa Rica ha sido uno de los países que más se ha beneficiado de esta reciente tendencia.

La obra de Villalobos, un tanto alejada de cinismos e ironías, es más bien una apología visual que celebra la riqueza de este patrimonio vegetal.

Sin embargo, el autor se ha reservado un pequeño giro irónico para el espectador atento, las obras están realizadas con materiales que en sí son culpables por el deterioro del ambiente: resinas, diluyentes, asfaltos derivados del petróleo, aluminio y polvos metálicos.

Pausa: La abstracción

Sin desviarse realmente jamás de su temática privilegiada, la naturaleza, la pintura de Villalobos transita a ratos por caminos que bordean la abstracción.

Es una abstracción que resulta una síntesis de sus trabajos figurativos, y que en realidad vendrían a ser más bien fragmentos que el ojo del pintor ha aislado para reproducir a una escala macro.

Dominan en estas "abstracciones" las líneas: rectas, sinuosas u ondulantes y los colores modulados a partir del dorado y una gama compleja de verdes.

Cuando nos adentramos en la exploración de sus pinturas de mayor formato, se hace evidente que el autor basa gran parte de su trabajo compositivo en la abstracción.

A pesar de que el resultado final es fácilmente reconocible como un bosque o una serie de árboles en medio de la maleza o el follaje; también queda claro que al artista no le interesa el realismo detallado o minucioso, dado que éste tratamiento eliminaría instantáneamente uno de los registros más interesantes que tienen estas obras: el juego que hacen entre abstracción y figuración, y que consigue un equilibrio entre los recursos formales y los evocativos.

Por ejemplo, en “Bosque seco meridiano”, una pintura de formato apaisado, los recursos de la abstracción como la línea, el ritmo y el uso de diagonales para dinamizar el espacio, potencian de manera dramática la lectura "figurativa", proveyéndola con un marco formal muy efectivo.

Silva Pro Nobis

Practicante del sentido del humor, y dotado de un hilarante sentido del mismo, Villalobos, declarado admirador de Les Luthier, decide utilizar el latín para titular su más reciente propuesta pictórica.

En esta obra recurre a todos los recursos mencionados anteriormente, abstracción como síntesis, utilización de materiales no tradicionales, etc.

A éstos se añade la implementación de un formato poco común: cilindros de cartón de aproximadamente 25 cm. de diámetro.

Jugando con diferentes alturas para los mismos, Villalobos pinta sobre este formato improbable, fragmentos de sus telas de bosques tropicales, enfatizando en la vertical. El conjunto general, compuesto por un numero considerable de estos cilindros: recrea visualmente un bosque cual si fuera una escenografía para un drama que se está desarrollando a diario.

El drama...?

La desaparición paulatina de los bosques para dar paso a desarrollos urbanísticos o para explotarlos comercialmente. El mismo papel del que están hechos los cilindros fue alguna vez componente de un árbol, y éste a su vez parte esencial de un bosque.Retomando su carácter irónico, como cuando por ejemplo utiliza materiales contaminantes para hablar de la naturaleza, el artista recurre a los cilindros de cartón para construir un “bosque” absurdamente artificial y artificioso.

El carácter tridimensional de estas pinturas las convierte por definición en esculturas, pero nunca dejan de ser en el fondo “cosas pintadas".

La idea era organizarlos en grupos y ubicarlos en lugares públicos con un propósito en mente: Medir el grado de interacción de las personas con los objetos. Su rechazo, curiosidad o desinterés.

Es un proyecto a mediano y largo plazo, y la idea de su autor es la de ubicarlos subrepticiamente al paso de los transeúntes desprevenidos.

Más de 15 años después de haber egresado de la escuela de bellas Artes, y a casi la misma distancia en años de su estadía en Nueva York, Villalobos no ceja en su empeño experimental.

Su nueva obra, de cierta manera una síntesis de todo su trabajo anterior: fotografía, grabado y pintura, incursiona por primera vez en la tridimensionalidad.

Añade ahora también su personal sentido del humor-que nunca ha estado lejos de su propuesta general- para conformar un conjunto desconcertante con visos críticos y un propósito claro: llamar la atención sobre una situación alarmante; una por la que todos parecemos preocupados pero acerca de la cual hacemos poco (o acaso nada): la salvaguarda de nuestros bosques.