Desde la aparición del cubismo y del dada, la introducción de nuevas técnicas y el empleo de materiales comunes, efímeros o poco valiosos fue cobrando mayor importancia. Este fenómeno ha conducido al punto en que la técnica ya no sólo es el lenguaje del artista sino, en muchos casos, su tema. Así los creadores han llegado a hacer un despliegue de materiales que les sirven para alcanzar determinados efectos.
Asimismo, a partir de 1960, el arte contemporáneo se ha caracterizado por la proliferación de nuevas tendencias. El fenómeno ha consistido en el surgimiento vertiginoso de corrientes estéticas que se suceden unas tras otras. En la actualidad, la mayoría de éstas han logrado sobrevivir y coexistir con sus «compañeras». En realidad, ya no se puede hablar de un estilo dominante, tal como se hacía a principio de siglo.
Esta situación no ha sido ajena a Costa Rica. Nuestros artistas se desenvuelven dentro de un amplio espectro de técnicas y de movimientos plásticos. Algunos aparecen inclinados hacia el arte conceptual, como por ejemplo, Héctor Burke, Alejandro Villalobos y Ottón Solís. En el caso de este último, su obra Morir en Bosnia es una crítica a la humanidad. La intolerancia y el fanatismo se han encargado de ir marchitando y aniquilando la vida. Rosas, tornillos y púas son los medios de que se vale el artista para fundamentar dicha idea, base de su trabajo. Otro es el efecto logrado por Roberto Lizano y Florencia Urbina. El primero convierte viejas cajas de cartón en cuadros objeto y la segunda utiliza el collage con un sentido más esteticista.
Los expresionistas como Leda Astorga y Marisel Jiménez buscan la expresión de su sentir interior por medio de formas externas, es decir, cuerpos deformados, agresivos trazos y lúgubres matices. También Jiménez, junto con Virginia Pérez, patentizan el interés que ha generado en los últimos años una manifestación artística, la instalación. Creadores de diferentes tendencias se han apoderado de ésta para sus fines creativos.
La pintura abstracta está representada en las obras de Fabio Herrera y Mario Maffioli, los cuales se han proyectado hacia el expresionismo abstracto. En escultura, los trabajos de Herberth Zamora también se han inscrito dentro de la no figuración. La corriente posmodernista ha asomado en la obra de Miguel Hernández, Joaquín Rodríguez del Paso y José Miguel Rojas. Sus pinturas revelan una reapropiación de signos estéticos del pasado: la escultura de la Antigüedad clásica, los ángeles del pintor barroco Caravaggio y la obra titulada La lección de anatomía del Dr. Tulp de Rembrandt, respectivamente.
Esta diversidad de caminos a seguir evidencia la rica y vasta gama de posibilidades estéticas con que los artistas contemporáneos cuentan hoy en día.