Tarzaán

Alejandro Villalobos

Crítica

Paisaje , Pintura , Joven Pintura Costarricense

Abren mercados para la joven pintura costarricense

Por Alberto Moreno | Abril 1998

La labor artística nunca ha sido una actividad protegida. Lentamente, el artista debe dedicar gran parte de su tiempo a esa terrible gestión de promocionar su propia obra, de esperar e insistir en esas menciones periodísticas, el contacto y la venta directa, el construir un currículum y, básicamente, la residencia cercana a los mercados de trabajo o por lo menos al contacto establecido. En ese contexto percibo, como participante, la exposición "Proceso de Cambio: Joven Pintura Costarricense", en la Organización de Estados Americanos, realizada por iniciativa de Museo de Arte Moderno Latinoamericano (M.A.M.L.), el Museo de Arte Costarricense y la Corporación Lachner & Sáenz.

En un mercado tan difícil, la simple oportunidad de un espacio es un factor considerable, pero no nos hagamos ilusiones. Solamente en Nueva York, una de las capitales del arte, existen unas seiscientas galerías de importancia a las que tendrían acceso unos noventa mil artistas residentes y los extranjeros que intenten entrar.

Washington, D.C. es, por sus características de capital administrativa, más pequeña y manejable, en tanto mercado, y la modalidad de promoción del M.A.M.L. es diferente a la agresiva actitud de las galerías comerciales. La labor del Museo también está ligada a la gestión diplomática de la OEA, que la redefine. A pesar de todo esto, es una etapa en el trabajo de divulgación de nuestra producción artística. En el pasado, también otros jóvenes pintores, en proceso de cambio, expusieron aquí y procuraron reforzar su carrera a partir de ese evento.

Habría que ver si la situación nuestra se resuelve en estos tiempos de la misma forma. Creo que las condiciones no son las mismas, los canales de información son ahora más densos y la mayoría de los participantes ya hemos tenido contactos previos o hemos desarrollado mayor independencia de la que creo tenían las generaciones anteriores.

Sin responder a una intención grupal, por lo cual es muy variada, la joven pintura costarricense se nutre de una contemporaneidad universal y de valores que corresponden a una gran actualidad. El arte costarricense dice con dignidad su palabra y, respetuosamente, propone a las generaciones anteriores otro texto artístico para el recuento. Hacia adelante queda la tarea de seguir haciendo valer su propuesta.